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Revista N°13

Revista NUEVA POLÍTICA 13 - Oct/2012 - 71 «El sabio hace concepto de todo» «Más consigue una medianía con aplicación que una superioridad sin ella» «Tan necesario es tener estu- diados los libros como las personas» «De nada vale que el entendimiento se adelante si el corazón se queda» «¿De qué sirve el saber si no es prác- tico?» «No basta la sustancia, se re- quiere también la circunstancia». Estos aforismos de Baltasar Gracián nos hablan, a modo de botiquín es- piritual para tiempos turbulentos como los actuales, de algunas varia- bles relacionadas con la Inteligencia Política 5.0, competencia de fluencia del actor político que inicia nuestro Dossier de Desarrollo del Talento Político. El Coaching Político muestra como, para el actor político, la praxis polí- tica debe constituir una experiencia óptima que fomente su fluencia, en- tendida en el sentido dado a ésta por Csíkszentmihályi: un estado de mo- tivación intrínseca y compromiso lo suficientemente alto como para que resulte satisfactoria a pesar de sus costes. El placer de hacer política como motivo para hacerla. Sólo así, el actor político logrará la a-fluencia de adhesiones y la in-fluencia sobre sus grupos de interés, con-fluyendo con su partido político. Por tanto, la Política como experiencia de flujo es una vivencia en la que conocer, sen- tir, emocionar, crear, hacer y com- partir se integran armónicamente en la praxis política. Así pues, la Inteli- gencia Política incluye cinco facetas básicas: cognitiva, emocional, crea- tiva, ejecutiva y socionómica (Figura 1). Gracias a su Inteligencia Cognitiva, ante la serie 2-4-6-8… el actor polí- tico la completa con el número 10. Es un problema teórico resoluble cuando se conoce la solución. Es la faceta de la inteligencia política relativa al pensar y que opera con razonamientos destinados a com- prender información para resolver problemas abstractos. ¿Un CI eleva- do garantiza un rendimiento político excelente? No. Siendo necesaria, esta faceta de la inteligencia no es suficiente. Además de prácticos, los problemas políticos son problemas sociales que implican gestionar per- sonas y grupos. Dado que corazón y sentir conviven con razón y pensar, las emociones complementan el mapa de la Inteli- gencia Política, instalándola en otro ámbito distinto al cognitivo: la afec- tividad. Y el corazón es la memoria que no olvida: el carácter irascible de Brown ante el electorado británico fue una de las razones que propició la victoria tory de Cameron en 2010. La Inteligencia Emocional del ac- tor político determina su capacidad para establecer relaciones políticas constructivas dentro y fuera del par- tido político que incremente el valor- utilidad percibido por el Otro Político. ¿Cómo? Mediante su capacidad de autoconocimiento, autocontrol, au- tomotivación, empatía y asertividad. Si pretende aglutinar adhesiones, implicar, motivar, comprometer, es indispensable que el actor político: (a) Conozca y re-conozca sus pro- pias emociones; (b) Las regule ade- cuadamente; (c) Controle la propia motivación para poner sus emocio- nes al servicio de sus objetivos; (d) Re-conozca las emociones del Otro Político; y (e) Regule emocionalmen- te sus relaciones con el Otro Político. «No os dirijáis a su cabeza, sino a su corazón». Estas palabras de Nelson Mandela inician el relato de John Carlin acerca de cómo del Nosotros Blanco y del Nosotros Negro se pasó Inteligencia política 5.0 PENSAR, EMOCIONAR, CREAR, EJECUTAR Y COMPARTIR PARA HACER UNA NUEVA POLÍTICAPor Jorge Guerrero García

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