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Revista N°13

Democracia sin libertad no es democracia. Es una farsa electoral. La democracia no se puede basar en la amena- za, el miedo, el engaño, el abuso de poder. Democracia sin reglas claras para la participación de los electores no es sino tiranía. En democracia se requieren reglas ciertas para resultados inciertos; en despotismo, dictadura y tiranía, lo contrario, reglas inciertas para resul- tados ciertos, preestablecidos, predefinidos. Lo que acaba de ocurrir en Venezuela, la farsa electoral, no es democracia como salieron a pregonarlo los voceros del régimen autocrático, es abuso de poder, violación del Esta- do de Derecho, los Derechos Humanos, de l o s más elementales principios del consti- tucionalismo moderno. Chávez hasta ayer era un déspota, que hacía todo lo posible por con- vertir a los ciudadanos en súbditos. Hoy es una auténtico tirano a la me- dida de los peores mandarines de hace 30 siglos. El despotismo se diferencia de la dictadura en la legitimidad de origen. Hoy es totalmente espurio, ilegal, ilegitimo, así pe- riodistas despistados, “acom- pañantes” de Unasur y otros tantos voceros de la tiranía salgan a llenarse la boca con que en Venezuela hay de- mocracia. Lo que quedaba de democracia, ayer fue liquida. No es sólo el 80% de participación lo que determina la democra- cia. Es la transparencia de los métodos, del uso de los re- cursos. La democracia no se resume en el acto mecánico de votar y un conteo amañado de los votos. En todos los Estados, salvo Táchira, Mérida y Miranda se consolidó el fraude del tirano, desde ya se avizora lo que quieren hacer en diciembre y abril próximos en la elecciones regionales y locales. Los hechos que configuran el abuso de poder están por miles: Uso excesivo de medios de comunicación del Esta- do a favor del tirano, despilfarro de los dineros del Estado a favor del tirano, permanente y constante amenaza a la integridad de quienes no votaran por el tirano , atropello y maltrato a los opositores al tirano, intimidación diaria y sistemática de los ciudadanos para que votaran por el ti- rano o se abstuvieran de votar, amenazas de guerra civil si no ganaba el tirano, convocatoria a la lucha armada para defender la “revolución” en caso de que perdiera el tirano, descalificación grosera y racista de los opositores por par- te del tirano, declaraciones de comandantes de la FNA se- ñalando al opositor de querer desarticular la fuerza arma- da si no ganaba el tirano, cierre de puestos electorales y toda la suerte de restricciones al libre ejercicio del voto or- denados por el tirano, sospechosa lentitud del proceso de votación, control de las elecciones por subordinados del ti- rano, proceso electoral centrado en un CNE controlado por el tirano, no aceptación de observadores interna- cionales que revisaran todo el proceso incluido el día electoral y la decisión del tirano de solo recibir “acom- pañantes” el día de elec- ciones, escogidos por sus amigos de Unasur, palpable y cínica alegría de la vocera y demás “rec- tores” al anunciar el triunfo de la “democracia” a favor del tirano… en fin. La democracia formal, el método “democrático” para es- coger los gobernantes, exige reglas transparentes. El sim- ple rito de elegir, en forma libre, permitiría afirmar que en Venezuela hubo elección democrática, no que hay demo- cracia. La democracia no se agota en las elecciones. Se configura en el ejercicio diario y no la hay si se atropella el Estado de Derecho, sin libertades públicas y respeto por los Derechos civiles, los Derechos Humanos, sin equilibrio de poderes, sin oportunidades para la oposición ni opciones para la ro- tación en el poder, ejercido el gobierno mediante el abuso Venezuela: Del despotismo a la tiranía electoralPor Javier Loaiza 60 - Revista NUEVA POLÍTICA 13 - Oct/2012 ESPECIAL

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