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Revista N°13

Revista NUEVA POLÍTICA 13 - Oct/2012 - 55 Para hacer una donación a esta publicación o promover sus ser- vicios en beneficio de la sociedad, contactenos al email: tomasmoroglobal@gmail.com Expedimos certificado de dona- ción amparado por los beneficio- sen la 501c3 Espacio disponible para apoyos institucionales y donaciones Quedan familias completas, rodea- das del barro seco de la cancha don- de los ubicaron la primera semana después del sismo. Niños que no van al colegio, hombres desempleados, que rondan los alrededores espe- rando una ayuda, un alternativa, algo para hacer. Las mujeres se ocupan en cocinar para sus familias, inten- tando de todas las formas posibles conservar la idea de un núcleo fami- liar. Pero en general, parece como si la labor de ayuda a los damnificados hubiera terminado en la repartición de carpas y elementos básicos de supervivencia. La otra cara de la ciudad, del país y de los haitianos Por qué a pesar del panorama deso- lador que se pinta de Puerto Príncipe, es difícil juzgar a todo un país, que a pesardesectoresenruinasnosepue- de calificar de arruinado o perdido. Así como se percibe un olvido y una ne- gligencia estatal, y en muchos casos, con la participación de la presencia internacional en la isla, que además de camionetas extravagantes que ex- hiben logos de ayuda extranjera, poco se ve interactuando con la población que confirma la sensación externa, Haití no está paralizada. Existen una serie importante de ini- ciativas locales, en muchos casos gestionadas directamente por sus habitantes, quienes preocupados por su gente y su país, están traba- jando a veces con una cantidad irri- soria de recursos materiales, pero abundantes en lo humano, quienes están dedicados a pequeñas re- construcciones, desde frentes par- ticulares, en ocasiones sin alianzas estratégicas, sin contar con apoyo del gobierno local o de ayuda inter- nacional, simplemente por la preo- cupación de hacer lo que nadie está haciendo. Esta es la cara de la Haití que hay que mostrar, especialmente a los haitianos, que sepan y apoyen este tipo de ideas y de esfuerzos qui- jotescos que pretenden no salvar a un país, simplemente empezar por recuperar una pequeña comunidad, las propias, a las que conocen y las que les duelen. Algunas de estas iniciativas fueron visitadas por la Red Latinoamerica- na y del Caribe a Haití: mujeres que ayudan a otras mujeres; grupos que se encargan de la niñez olvidada e indigente de la ciudad; colectivos preocupados por ofrecer alternativas de ocupación y de capacitación para desempleados; jóvenes intentando integrar a sus pares dentro de un po- sible mercado laboral; y otras fuerzas locales que en muchos casos ni si- quiera son conscientes de las posi- bilidades de apoyo del gobierno local y mucho menos de ayuda interna- cional. Gente trabajadora, investida de una mística y un dolor de patria que está haciendo lo más que pue- den por ellos mismos y sus iguales, como una forma de lidiar con la desi- dia y la parálisis de algunos sectores. Aquí hay algunos casos reportados, pero seguramente hay muchas otras ideas y grupos trabajando por Haití, y que sería necesario identificar y apo- yar. Estos son los encargados de borrar el paréntesis que dejó el terremoto, y marcar el punto y aparte que están necesitando. Pasar la página. Comentarios Juan Osorio, Haití

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