MagLes #17 - nov/dic.14 15 ¡gracias, equipo! Valentina Thörner es una alemana multi-apasionada con una larga trayectoria en el mundo del minimalismo y del mentoring de felicidad. Además gestiona la tienda (minimalista) de té japonés Grinti y desarrolla sitios webs para personas y proyectos interesantes. www.valentinathorner.com Se supone que mi orientación se- xual no tiene nada que ver con mi trabajo. Es parte de mi vida perso- nal y por lo tanto no debería ser de interés para mis colegas. Eso en la teoría. En la práctica, el cotilleo en la oficina es una realidad tan indiscutible como la gravedad, así que lo máximo que puedo hacer es gestionarlo según mis preferencias. El problema no soy yo, lo eres tu Enhorabuena, tú ya sabes que eres lesbiana. Tú no tienes problema con tu preferencia sexual, tan solo te preocupa la reacción de los demás. La pregunta clave en este momento es: ¿qué quieres conse- guir con tu salida del armario a un nivel muy práctico? Más allá de las respuestas políticamente correctas sobre la visibilidad lésbica, ¿qué esperas tú personalmente de esta declaración? Quieres llevar a tu novia a la fiesta de fin de año. Quieres disfrutar de la fiesta en buena compañía sin te- ner que soportar preguntas idiotas o miradas incrédulas que puedan incomodar a tu chica. Quieres reducir el flirteo de tus compañeros hombres. Te molesta (o te da pena) que algunos de tus compañeros se empeñen tanto en llevarte a cenar. Si supieran tus preferencias, a lo mejor te dejarían en paz. Quieres ser tú misma, sin tener que controlarte. Estás cansada de hablar de “tu pareja”, de evitar el tema Facebook porque sigues sin aceptar a tus colegas. De censurar tus tweets y de no mezclar grupos de amigos y compañeros. Seguramente existen un sinfín de razones personales más. Lo importante aquí es la diferencia de urgencia y de visibilidad inmediata. Si el próximo viernes llevarás a tu chica a una fiesta de empresa, tendrás que hacer alguna decla- ración esta semana (aunque sea comentárselo a la cotilla de turno de la empresa). El poder subversivo de la palabra bien empleada Si prefieres ir más despacio, la alternativa es abrir la puerta del ar- mario poco a poco. Si no es de tu estilo hacer declaraciones majes- tuosas, nada impide que empieces a educar a tus colegas palabra por palabra. Empieza a cambiar “mi pareja” por “mi novia”. O pide la opinión de una compañera sobre un regalo que le quieres hacer a tu chica. Poco a poco la voz correrá sin implicaciones escandalosas inmediatas. ¿Te librarás del cotilleo? Me temo que no. Lo que sí te puedo asegurar es que su dura- ción será determinada. Tú serás el tema número uno hasta que una compañera se quede embarazada, alguien se case o decidan cambiar de oficina. No eres tan importante como para que tus compañeros se entretengan con tu tema por demasiado tiempo. El cotilleo requiere una renovación constante, así que, seguramente, pronto habrá otro tema ¿Y yo? Al final fue en un jueves gris de otoño. Pedí ayuda a mi compañera de mesa para escoger el vestido para una fiesta, tomando en cuenta el color del vestido de mi chica. Al cabo de una semana todo el mundo se había enterado, sin consecuencias interesantes. Fue un final bastante aburrido para la historia de suspense que había montado en mi cabeza. Ayer mi excusa era la de no querer quitarle el protagonismo a mi colega Pilar en su día de cumpleaños.Y el lunes no quería decirselo porque, bueno, era lunes. No es un buen día para estas cosas.Y mañana ya será viernes, que tampoco es un buen día. No quiero joderles el fin de semana. ¿Cómo salgo del armario para que pueda llevar a mi novia a la fiesta de navidad? El momento perfecto Texto: Valentina Thörner salirdelarmario MagLes #17 - nov/dic.1415