10 llevado a cabo por un psicólogo/a con formación específica en diver- sidad afectivo-sexual. Identificarte como lesbiana Una vez asumida nuestra orien- tación e identificarnos como lesbiana, el siguiente paso sería “salir del armario”. Declarar voluntaria y públicamente nuestra homosexualidad, generalmente, suele hacerse primero con otros amigos gays, luego con amigos heterosexuales y más tarde ante la familia y en el trabajo. Recomendaciones 1. Sé consciente de que es un proceso y que tendrás que hacerlo en infinidad de ocasiones. Arma- rios hay muchos y motivos para no salir de ellos más; pero no olvides, que no hacerlo te aleja de los que te rodean y puede volverte una persona distante. 2. Comienza primero con aquellas personas con las que te sientas más cómoda, contándoselo de una en una. Eso hará más fácil salir en las siguientes veces. 3. No lo hagas durante una discusión o si la persona a la que se lo vas a decir pasa por malos momentos o si temes que la reac- ción va a generarte consecuencias negativas o malestar emocional. 4. Si la gente reacciona aira- damente o de manera agresiva, o no desea escuchar lo que estás contando, no continúes. 5.Si necesitas ayuda búscala. En un estudio llevado a cabo en el Centro de Estudios sobre el Estrés Humano del Hospital Louis H. Lafontaine de la Universidad de Montréal, hallaron que lesbianas, gays y bisexuales que habían re- velado su orientación sexual tenían unos niveles más bajos de la hor- mona del estrés (cortisol) y menos síntomas de ansiedad, depresión y agotamiento que los que estaban en el armario. Razones para salir del armario existen muchas; la más importan- te, en mi opinión, es la de sentirse bien. Mi experiencia clínica me dice que para que una esté bien con algo, lo que siente, lo que piensa, lo que hace y lo que dice han de ser congruentes, es decir, estas cuatro entidades han de expresar lo mismo. Según estén combinados incon- gruentemente, estos cuatro ele- mentos darán lugar a muy diversas problemáticas con muy distintas consecuencias. Cada caso es úni- co, y sin ánimo de ser reduccionis- ta, los más habituales suelen ser: • Sí siento que soy lesbiana pero no mantengo relaciones con otras mujeres. Además pienso que está mal serlo y no digo nada. Estaré avocada a estar sola o a mantener relaciones insatisfactorias. Mis vínculos con otras personas estarán basados en una omisión y/o mentira y ello me llevará, probablemente, a vivir una vida que no sentiré como mía. • Sí siento que soy lesbiana, man- tengo relaciones con mujeres, pero pienso que está mal hacerlo y/o serlo y lo oculto. Seguramen- te me generará un estado de angustia y ansiedad que provoca- rá en mí un conflicto que puede hacer que aleje a las personas con las que me relaciono sexual- mente. • Sí siento que soy lesbiana, mantengo una relación con una mujer, pienso que está bien sentir y hacer lo que hago, pero no lo revelo a aquellos que me rodean. Viviré en estado de alerta y estrés, intentando controlar quién sabe qué y no expresando según qué conductas para no levantar sospechas, privándome y privan- do a los que me rodean de vivir muchas situaciones plenamente. • No me siento lesbiana, pero mantengo relaciones con muje- res. No me planteo si está bien o mal y oculto lo que hago o únicamente lo cuento a alguien muy cercano. Estaré, segura- mente, haciendo daño y alejando a mi amante. Todas estas situaciones tienen un denominador común, el sufrimien- to. Te genera malestar y deberías intentar cambiarlo con la ayuda de un profesional. En ocasiones, requerirá mucho esfuerzo, en otras, durante el proceso te sentirás mal o perderás a gente a lo largo del camino; pero si algo puedo asegurar es que los besos compensan las flechas y que por ello derribar los muros que nos rodean merece la pena. No me siento lesbiana, pero mantengo relaciones con mujeres salir del armario